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  • Foto del escritorDiego Barona

Así debe ser la alimentación después de una cirugía plástica


Una dieta adecuada después de una cirugía plástica optimiza el proceso de curación y ayuda a potencializar positivamente los resultados del procedimiento.

Alimentarse bien debe ser un propósito constante en la vida de cualquier persona, sin embargo, hacerlo durante las dos semanas posteriores a una cirugía plástica, es un factor crucial cuando se consumen vitaminas, minerales, proteínas, fibra e incluso ácidos grasos que ayudan en el proceso de curación.

Vitaminas

Cuando se trata de una buena recuperación tras un procedimiento quirúrgico como una liposucción, mamoplastia, rinoplastia, abdominoplastia o cualquier otro tipo de cirugía, las vitaminas siempre mandan la parada en un plan alimenticio.

La vitamina C y la vitamina A son esenciales y pueden consumirse en alimentos como el brócoli, los pimientos, coliflor, los huevos, lácteos y el hígado, entre otros.

El Zinc es muy necesario durante una dieta postoperatoria y puede encontrarse en comidas como las carnes rojas libres de grasa, los frutos secos y las semillas (nueces, marañones, almendras).

Alimentos recomendados para la etapa postoperatoria

A continuación presentamos una lista de alimentos que benefician el proceso de recuperación tras una cirugía plástica. Consulte con su cirujano plástico acerca de la dieta adecuada y junto a él realice un plan nutricional, teniendo en cuenta los siguientes alimentos:

Almendras: contienen antioxidantes, fibra, proteína, vitamina E, magnesio, manganeso, cobre, vitamina B2 y fósforo.

Sus componentes atacan el estrés oxidativo, evitando que se degeneren las células del cuerpo; favorecen el buen funcionamiento del corazón y son ideales para reducir los niveles de colesterol en la sangre.

Fríjoles rojos: son ricos en fibra y cuando se combinan con granos enteros como el arroz integral proporcionan proteínas de alta calidad que ayudan a reconstruir y regenerar tejidos.

Son una excelente fuente de ácido fólico, vitamina B1, B6, cobre, minerales, fósforo, hierro, magnesio, manganeso y potasio.

Aves y carnes magras: definitivamente su consumo favorece la salud de los músculos del cuerpo, por su alto contenido de proteína, sin proporcionar grasa.

Alimentos como el pollo reducen el estrés gracias a la vitamina B5 y al triptófano, sustancias que ayudan a aliviar y calmar el cuerpo. El pollo también aumenta la inmunidad e impide la inflamación durante el padecimiento de infecciones comunes, por lo que es un alimento muy recomendado durante un proceso de curación y cicatrización.

Frutas cítricas: la vitamina C, presente en frutas cítricas como las naranjas, mandarinas, limones, toronjas y pomelos proporcionan beneficios antioxidantes, inhibiendo los daños provocados por los radicales libres, aquellos que provocan el envejecimiento de la piel y de algunas células y tejidos corporales

Champiñones: son muy buenos para fortalecer el sistema inmunológico, actuando como defensa contra una invasión bacteriana; por eso se cree que son antibióticos naturales.

Queso cottage: conocido también como requesón, el queso cottage contiene todos los aminoácidos que componen una proteína completa, de esta manera, es un alimento que propicia el buen mantenimiento muscular. Entre otros nutrientes del cottage encontramos la vitamina B12, calcio y fósforo.

Granos enteros: estos alimentos, incluidos en un plan de alimentación saludable son beneficiosos para la salud porque previenen el riesgo de enfermedad inflamatoria, bajan la presión arterial, regulan el azúcar en la grasa y son ricos en fibra. Entre estos alimentos encontramos el arroz integral, el salvado y germen de trigo y avena, entre otros.

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